El circo llega a las «olvidadas» barriadas de Caracas

El circo llega a las «olvidadas» barriadas de Caracas

Caracas (AFP) – Los niños se carcajean con las muecas, caídas y tropezones de los payasos: es el primer número de una tarde de circo en la cancha de una escuela en un barrio pobre de Caracas, donde estos espectáculos son una excepción.

La primera hora la ocupan los alumnos de una escuela de circo que la fundación abrió en Carayaca, un pueblo en las montañas del costero estado de La Guaira, en el norte de Venezuela.

Ahí salieron los primeros payasos, liderados por José Abreu y Kelvin González, ambos con 19 años. Los chicos, de todas las edades, hacen también acrobacias en el trapecio y telas.

«Yo quisiera hacer esto toda la vida, viajar por otros países, conocer más gente», dice José, que tiene cuatro años en la escuela.

«Interesante y lindo»

Los números de los profesionales incluyen impresionantes acrobacias en sogas y telas.

Uno de los artistas de la fundación ManzanoArte se presenta durante el 4º Festival Social de Artes Escénicas en el sector Las Casitas del barrio La Vega, en Caracas, el 18 de marzo de 2023 © Federico PARRA / AFP

Lucie N’Duhirahe, una suiza de 36 años, se mueve con facilidad en la soga, como si volara, al igual que Emiliano, que sube y baja con soltura, sin que le tiemble un músculo.

En un momento de su show, Emiliano, sube hasta el techo de la cancha, una lata de zinc verde, y toma un par de tenis que cuelgan del herraje. Baja boca abajo, se da vuelta, aterriza y se los calza, antes de volver a salir disparado. Y todo lo hace sin pista de fondo, la reacción del público, explica, es su música.

«Es interesante y lindo presentarse en teatros, festivales y ese tipo de cosas, pero poder venir a lugares donde la gente nunca ha visto el circo o al menos no con frecuencia…» es una gran experiencia, expresa Lucie.

Stina Otterström mueve copas a su antojo, sobre las que luego camina durante un show circense en la barriada popular de La Vega, en Caracas, el 18 de marzo de 2023 © Federico PARRA / AFP

El festival de ManzanoArte incluye además talleres formativos en las barriadas que visita, que este año incluyó comunidades indígenas en el estado Amazonas (sur).

Stina Otterström cerró la tarde con un show en el que, parada de manos, mueve copas a su antojo, sobre las que luego camina.

Una niña se cubre los ojos, prediciendo un desastre. Una amiga le da un codazo para avisarle que ya pasó, y ella… aplaude.

 

Fuente : https://www.france24.com/es/